El arte guatemalteco cruzó fronteras nuevamente gracias a la talentosa Evelyn Morán, quien fue invitada al Smithsonian Folklife Festival 2025 para crear un mural que rindiera homenaje a la cultura indígena de Guatemala. Este prestigioso festival, celebrado del 2 al 7 de julio en Washington, D.C., es organizado por el Smithsonian Institution y reúne a artistas, artesanos, músicos y pensadores de todo el mundo con el objetivo de celebrar el patrimonio cultural vivo.
Morán, originaria de Cobán, Alta Verapaz, fue una de las cinco artistas visuales seleccionadas para participar en esta edición. Su mural, lleno de color y simbolismo, refleja la esencia del corazón indígena de Guatemala. La obra incluye elementos como la marimba, instrumento nacional, mazorcas de maíz de colores, una mujer indígena contemplando el horizonte y un fondo de montañas y volcanes que evocan la geografía guatemalteca. En su creación participaron también tres estudiantes latinoamericanos residentes en la zona, quienes aportaron su visión al proyecto.
Durante el evento, Evelyn participó en un conversatorio junto a Olivia Cadaval, artista y activista que también fue su mentora. El mural no solo cautivó por su estética vibrante, sino también por su capacidad de contar historias profundas sobre identidad, naturaleza y pertenencia. La reconocida NPR (National Public Radio) destacó en un artículo que el objetivo de la artista guatemalteca fue claro: crear una obra que reflejara con fidelidad y orgullo la riqueza cultural indígena de Guatemala.
Más allá de los escenarios internacionales, Evelyn Morán ha desarrollado una importante labor comunitaria en su país. Desde 2012, imparte talleres de arte a niños y jóvenes en distintas comunidades, promoviendo la expresión artística como una herramienta de transformación. Durante el festival compartió una anécdota que refleja el impacto de su trabajo:
«Un niño se me acercó. Pensé que me iba a pedir comida, pero me pidió un lápiz. Tenía hambre de conocimiento.»
Evelyn Morán ha demostrado que el arte guatemalteco tiene voz, alma y propósito. Su mural en el Smithsonian Folklife Festival no solo fue una celebración visual, sino un grito de orgullo que une raíces, tradiciones y sueños. Con cada trazo, la artista no solo honra sus orígenes, sino que inspira a nuevas generaciones a abrazar su identidad cultural y llevarla con dignidad al mundo.