La noche del sábado 13 de septiembre estuvo marcada por emoción y orgullo para Guatemala. Léster Martínez, el boxeador petenero que ha puesto en alto el nombre del país, protagonizó un combate memorable frente al francés Christian Mbilli, campeón interino del CMB en la categoría supermedio, en la cartelera del Canelo Álvarez transmitida por Netflix.
Aunque el resultado final fue un empate dividido, Martínez demostró fuerza, técnica y determinación en cada asalto, conquistando no solo la atención del público internacional, sino también el corazón de millones de guatemaltecos que siguieron el encuentro de principio a fin.
La reacción de Ricardo Arjona
Uno de los momentos más comentados en redes sociales fue la reacción del cantautor Ricardo Arjona, quien expresó su orgullo por el desempeño del pugilista. Desde Instagram, el artista compartió mensajes cargados de emoción y respaldo:
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“Vamos paisano, vamos paisano”
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“Grande paisano, vamos paisano carajo”
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“Que Dios bendiga a esta belleza de guatemalteco, por su entrega, profesionalismo y actitud extraordinaria. Más como él. Un ejemplo, eso no era empate”
Las palabras de Arjona reflejan no solo admiración, sino también la unión que Léster Martínez ha logrado generar en torno al deporte guatemalteco.
Un sueño compartido
Días antes del combate, Martínez confesó que le encantaría tener a Arjona presente en una de sus veladas de boxeo, un gesto que muestra el respeto y la inspiración que el cantante representa para él. Aunque en esta ocasión no se dio, la conexión entre ambos se hizo más fuerte a través de la música, el deporte y el orgullo nacional.
Más allá de un empate
La pelea no solo dejó en claro el nivel competitivo de Martínez, sino que también proyectó el boxeo guatemalteco a una audiencia internacional gracias a la transmisión por Netflix. Su entrega en el ring lo consolidó como un referente deportivo, y la reacción de Arjona amplificó aún más este reconocimiento.
El abrazo simbólico entre el talento deportivo de Léster Martínez y las palabras de aliento de Ricardo Arjona se convirtió en un momento que Guatemala no olvidará. Más allá del resultado oficial, lo que brilló fue el espíritu de lucha, la resiliencia y la pasión que hacen de este encuentro un capítulo histórico para el deporte y el orgullo nacional.