Hoy en día, volar en avión es una experiencia cotidiana y relativamente accesible para la mayoría, pero en la década de 1930, esta forma de transporte era una mezcla de aventura y lujo reservado para unos pocos. Con sillas similares a las de mimbre, ventanillas que se podían abrir y vuelos llenos de turbulencias, los viajes aéreos en esa época tenían más de emoción que de comodidad.
La aviación comercial apenas comenzaba a despegar. En 1930, solo 6,000 estadounidenses viajaron en avión, pero para 1934 ese número había aumentado a 450,000, y en 1938 alcanzó los 1.2 millones de pasajeros. Este auge fue posible gracias a la transición de aviones de madera a fuselajes de metal, una innovación derivada del excedente de aviones tras la Primera Guerra Mundial. Los nuevos aviones metálicos no solo eran más resistentes, sino que permitían rutas más largas y atravesar climas variados, conectando destinos como Boston y el Caribe.
A pesar de estos avances, volar no era para los débiles de corazón. Los aviones podían descender cientos de metros de repente debido a la turbulencia, y las cabinas, sin presurización, obligaban a los pasajeros a usar tanques de oxígeno. Además, la ausencia de aire acondicionado y calefacción hacía que los cambios de temperatura fueran intensos, lo que convertía las mantas en un elemento imprescindible.
El tiempo y el costo también eran factores importantes. Un viaje de costa a costa en los Estados Unidos costaba unos $260, casi la mitad del precio de un automóvil nuevo. Además, los vuelos eran largos y tediosos: un trayecto que hoy tomaría 12 horas podía durar hasta 8 días, con múltiples escalas en lugares como Atenas, Bagdad o Calcuta para reabastecer combustible.
En esos años, el epicentro de la aviación no estaba en aeropuertos como Londres Heathrow o Atlanta, sino en El Cairo, una parada estratégica entre Europa, Asia y África. Volar en los años 30 no solo era un lujo, sino una experiencia transformadora que sentó las bases para la industria global que conocemos hoy.
¿Te imaginas tomar un vuelo con estas condiciones? Aunque hoy damos por sentado el confort y la rapidez de los aviones modernos, aquellos pioneros vivieron una época de innovación que cambió el mundo para siempre.