Este lunes 21 de abril, a las 7:35 a.m. hora de Roma, el Vaticano confirmó el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años de edad. La noticia, esperada con temor por millones de fieles, fue anunciada con solemnidad por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco… Ha regresado a la casa del Padre”.
La plaza de San Pedro quedó envuelta en un silencio conmovedor, interrumpido solo por el toque grave y sostenido de las campanas que, durante 13 minutos, marcaron la despedida del primer papa latinoamericano. En una muestra de respeto y recogimiento, también repicaron las campanas de la basílica de Santa María La Mayor, lugar donde el pontífice pidió ser sepultado, rechazando el tradicional entierro en la cripta vaticana.
Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, fue un líder que transformó el papado con gestos de humildad y mensajes de inclusión. Su pontificado, iniciado en marzo de 2013, estuvo profundamente enfocado en la misericordia, la justicia social y el servicio a los más pobres.
Su última aparición pública tuvo lugar el Domingo de Pascua, cuando desde el balcón de la basílica de San Pedro ofreció un mensaje de esperanza. Aun visiblemente debilitado, Francisco quiso despedirse de su Iglesia y de los fieles con palabras de aliento: “La paz es posible… Felices Pascuas”.
El sonido de las campanas en Roma —conocido como el «toque a muerto»— tiene un profundo significado espiritual. No solo informa el fallecimiento del líder de la Iglesia, sino que también llama a la oración, al recuerdo y a la comunión espiritual de millones de católicos alrededor del mundo.
Cierre atractivo:
Hoy, el mundo católico guarda luto. Las campanas han hablado, y su eco resuena en los corazones de quienes vieron en Francisco a un pastor cercano, humilde y profundamente humano. Su partida marca el fin de una era, pero también el comienzo de una memoria imborrable. Descanse en paz, Papa Francisco. Su voz, su ejemplo y su fe seguirán guiando a muchos más allá de la muerte.