Ubicada a solo 4 kilómetros de la cabecera municipal de Fraijanes, La Cueva del Negro emerge como un destino turístico cargado de historia y misterio. Este complejo de ruinas, reminiscentes de una ermita del período hispánico, ofrece una fascinante mezcla de naturaleza, arquitectura y leyenda que invita a ser explorada.
Un Viaje al Pasado
Durante el período hispánico, este lugar perteneció a la Orden Jesuita, quienes establecieron aquí un obraje y trapiche, aprovechando la riqueza agrícola del terreno. El clima templado y húmedo de la región, junto a los niveles de humedad favorables, hicieron de esta propiedad un sitio ideal para la agricultura.
La ermita, que es el principal atractivo del complejo, destaca por su bella y sencilla fachada de un solo cuerpo, soportada por dos contrafuertes que han mantenido la estructura intacta a lo largo de los años. Esta construcción refleja la típica arquitectura del período hispánico en Guatemala, similar a la del templo jesuita de La Compañía en La Antigua Guatemala. Junto a la ermita, se encuentra un corredor abovedado y la ruina de la casa cural, que solía tener una techumbre de vigas de madera y teja, característica de las construcciones españolas.
La Leyenda de La Cueva del Negro
El nombre de este enigmático destino proviene de una leyenda local. Se dice que, en tiempos de la esclavitud en Guatemala, un esclavo africano huyó en busca de libertad y se refugió en este lugar. A pesar de llevar una vida clandestina y delictiva, se asentó en la cueva, dando origen al nombre «La Cueva del Negro».
Un Destino por Descubrir
El acceso a La Cueva del Negro no es sencillo debido a la topografía del terreno y la densa vegetación. Sin embargo, este desafío es parte de la aventura y el encanto del lugar. Los empleados municipales y lugareños ofrecen sus servicios como guías, facilitando la llegada a este rincón histórico y natural.
La Cueva del Negro es un punto de desarrollo turístico en Fraijanes que merece atención y promoción. Su belleza natural y valor histórico lo convierten en una joya por descubrir para los habitantes de la capital y otras regiones de Guatemala. Al visitar este sitio, no solo se disfruta de un paisaje inigualable, sino que también se contribuye a la preservación y valorización de nuestro patrimonio cultural.
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