En cada historia de éxito hay un motor silencioso que impulsa los sueños. Para el cineasta guatemalteco Jayro Bustamante, ese motor ha sido su madre, Marina Peralta, cuyo amor, apoyo y visión marcaron la diferencia desde los primeros pasos de su carrera.
Oriunda de Panajachel, Sololá, Peralta ha vivido una vida dedicada al servicio comunitario en el ámbito de la salud pública. Sin embargo, su historia tomó un giro inesperado al involucrarse directamente en el mundo del cine, un campo que jamás imaginó abrazar, pero que ahora forma parte de su día a día junto a su hijo.
Desde temprana edad, Jayro mostró una inclinación natural hacia el cine. Su madre recuerda cómo, siendo apenas un niño, jugaba a recrear películas y demostraba un talento innato para contar historias. “Nunca le corté las alas”, afirma Peralta, destacando que su apoyo incondicional fue clave cuando Jayro decidió estudiar idiomas y cine en Francia, a pesar de la nostalgia que sentía por su partida.
A lo largo de los años, ese vínculo inquebrantable se ha fortalecido no solo como madre e hijo, sino también como colegas en la industria cinematográfica. Marina ha estado presente en todas las etapas de la carrera de Bustamante, desde sus cortometrajes iniciales hasta éxitos internacionales como Ixcanul, La Llorona y Rita. De hecho, su papel fue fundamental en la creación de La Casa de Producción, donde hoy es representante legal y productora.
Los desafíos no han sido pocos: desde las dificultades de comunicación cuando Jayro estaba en el extranjero, hasta los obstáculos de la pandemia que afectaron los estrenos y la producción de películas. Sin embargo, madre e hijo han demostrado resiliencia y unidad, superando cada reto con compromiso y pasión.
Marina, conocida cariñosamente como “Marinita” por su hijo, sigue siendo un pilar esencial en la vida de Jayro. A otras madres guatemaltecas, les envía un mensaje lleno de sabiduría: “Hay que educar a los hijos para luego soltarlos y apoyarlos en lo que les apasiona”.
La historia de Marina Peralta y Jayro Bustamante es prueba de que detrás de cada gran logro hay un amor incondicional que impulsa los sueños más audaces. Una madre, un hijo, y un legado que sigue poniendo en alto el nombre de Guatemala en el mundo del cine.