La historia se ha escrito hoy en el Vaticano: Robert Francis Prevost, cardenal estadounidense de 69 años, ha sido elegido como el nuevo Papa y ha tomado el nombre de León XIV. Con este acontecimiento, la Iglesia Católica recibe a su primer pontífice originario de Estados Unidos, un hecho sin precedentes que ha generado un estallido de júbilo en la Plaza de San Pedro.
El cardenal Prevost, agustino y actual prefecto del Dicasterio para los Obispos, ha dedicado gran parte de su vida pastoral en Perú, lo que le ha conferido una profunda conexión con la región latinoamericana. La elección se produjo tras cuatro votaciones en un cónclave más ágil de lo esperado, donde Prevost obtuvo 89 votos, alcanzando los dos tercios necesarios para ser proclamado sucesor de Francisco.
Un regreso a la tradición
El anuncio oficial se realizó mediante la tradicional fórmula en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!”, proclamada por el protodiácono Dominique Mamberti desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. Minutos después, el mundo conoció el nombre pontificio elegido: León XIV.
A diferencia de su predecesor, Francisco, quien optó por una presentación sencilla, León XIV ha recuperado la vestimenta papal tradicional. Vestido con la muceta roja, la estola bordada, la cruz dorada y el roquete, saludó a la multitud emocionada que lo recibió con gritos de “¡León, León!” desde la Plaza.
Un nuevo capítulo para la Iglesia
Este cónclave, considerado uno de los más multiculturales de la historia, ha marcado un nuevo capítulo para la Iglesia Católica. La elección de León XIV envía un mensaje de unidad global y, al mismo tiempo, abre expectativas sobre el rumbo que tomará el Vaticano bajo su liderazgo.
Ahora, la mirada mundial está puesta en las primeras palabras y gestos del nuevo pontífice, quien, sin duda, tendrá la difícil tarea de continuar y renovar la misión pastoral de la Iglesia en tiempos desafiantes.
Un pontificado cargado de simbolismo
Con su elección, León XIV no solo inaugura un pontificado marcado por su origen estadounidense y su experiencia latinoamericana, sino que también devuelve ciertos símbolos tradicionales a la escena pública del Vaticano. El mundo católico, y más allá, aguarda con expectativa los próximos pasos de este histórico pontificado.
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